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Y cualquiera que en mi nombre reciba a un niño como este, a mí me recibe.

Ocasiones de caer

»Y a cualquiera que haga tropezar a uno de estos pequeños que creen en mí, mejor le fuera que se le atara al cuello una gran piedra de molino y que se le hundiera en lo profundo del mar. ¡Ay del mundo por los tropiezos! Es inevitable que haya tropiezos, pero ¡ay del hombre que los ocasione!

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